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Gestión de emociones

Crecí creyendo que las emociones eran sentimientos: alegría si me reía, tristeza si lloraba, enojo si discutía,  así con cada una. También creí que que las emociones eran buenas o malas, que a estas últimas era mejor ni nombrarlas, esconderlas. No era bueno llorar por tristeza o vivir el enojo, tampoco tener miedo, pero ¡qué liberador resulta CONOCER las emociones ya que TODAS son dignas de ser vividas!

Uno de mis grandes aprendizajes en el mundo de las emociones fue identificar a cada una de ellas,  entender cómo se manifiestan en el cuerpo y en la mente.  Ponerles nombre y apellido para así comenzar a gestionarlas. Hoy, puedo distinguir en qué parte del mi cuerpo se manifiesta cada emoción y también entender qué pensamientos me disparan a sentirlas.

El autoconocimiento es la clave. Y para trabajar el conocerse hay que conectarse con la emoción, por ejemplo, si estoy sintiendo miedo, busco donde este se representa en el cuerpo, rastreo los pensamientos que estoy teniendo, los valido y trato de identificar en cuál de ellos surgió esa emoción. Muchos de los pensamientos que tenemos a diario son producto de nuestros juicios y creencias. Es identificando estas causas en que podremos comenzar a gestionar las emociones.

Cada emoción tiene un PODER. Es interesante conocer que podemos vivir las emociones con menor o mayor intensidad. Podríamos hacer el ejercicio de puntuar la intensidad de la emoción que estamos sintiendo, de 1 a 5, por ejemplo y, a partir de ahí, trabajar esa intensidad. Veamos, si sentimos enojo:  si yo lo vivo en una intensidad justa (2), la fuerza de ese enojo lleva a validarme y a poder posicionarme firmemente ante una entrevista. Ahora, si lo llevo al nivel máximo (5),  seguramente la charla tienda a ser menos conveniente ya que el enojo en exceso puede llegar a ser violento o poco agradable.

Hay otra manera de gestionar  las emociones: desde el patrón de la respiración. Hay muchísimas técnicas de respiración. La idea es buscar nuestro eje, ir al centro y desde ahí,  modificar la corporalidad, y como resultado, nuestra emoción.

Me resulta esperanzador saber que las emociones no son ni buenas ni malas, solo que más agradables o desagradables, pero que hasta incluso las que son desagradables tiene su PODER, y que si podemos GESTIONARLAS serán aliadas de nuestro propósito.

Por INES GAVIÑA NAON

Consultora de recursos humanos. Facilitadora de talleres. Coach. Promotora y ejecutiva de cuentas con 20 años de trayectoria en compañía de servicios de medicina prepaga, experiencia en relacionamiento con empresas, gestiones comerciales. Líder de proyectos, formación de equipos de trabajo, supervisión de procesos internos de sucursales, feedback a equipos. 10 años de experiencia desarrollando tareas de comercialización de planes y seguros de vida, manteniendo e incrementando la cartera, orientada a una comunicación clara, trabajo en equipo, impulsada por los resultados. Datos de contacto: +54 9 11 3561 3357 / Inegnaon@gmail.com / IG @Inegavinanaon / Linkedin Inés Gaviña Naon

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Este artículo fue escrito por personal no perteneciente al área administrativa de Newfield Consulting ni de Eureka, por lo tanto no nos hacemos responsables de las opiniones y comentarios reflejados en el mismo.

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