PRIMERA LECTURA
RAFAEL ECHEVERRÍA Mayo, 2017
Estamos iniciando el juego. A continuación, voy a realizar mi primera recomendación de lecturas. Como se imaginarán, se me vienen a la cabeza múltiples libros posibles y constato que el orden en que los sugiera no da lo mismo. Uno, por supuesto, los lee en forma aleatoria, tal como ellos se nos fueron apareciendo. Pero luego de haberlos leído constato que no siempre el orden de la lectura uno los leyó, fue el mejor y que, si se hubiese podido, hubiera sido preferible acceder a cada uno de estos libros en un orden diferente. Pues bien, dispongo ahora la posibilidad de diseñar mi propio orden y la voy a aprovechar.
De todos los libros que se me presentan como relevantes, voy a escoger dos, de un mismo autor. Tengo el juicio de que ellos representan los libros más importantes que llegaron a mis manos en mucho tiempo. Diría, incluso, en las últimas décadas. Quizás algunos de Uds. hayan oído hablar de su autor. No descarto que algunos también puedan ya haberlos leído.
Su autor es un joven profesor de la Universidad de Jerusalén, que obtuvo un doctorado en la Universidad Oxford. Nació en 1976. Su nombre es Yuval Noah Harari. Es uno de los pioneros de una nueva disciplina que se ha llamado la macrohistoria. Se trata de una forma de hacer historia que no está centrada en eventos concretos específicos o en período acotados, sino en una mirada global, sistémica, que detecta rasgos e hitos fundamentales del desarrollo del conjunto de la historia de la humanidad.
Dado que me estoy dirigiendo a coaches ontológicos, les pido que no sólo observen lo que Harari observa y lo que nos relata, sino que observen también el tipo especial de observador en el que él se constituye. Esta es una de las cosas más asombrosas que se expresa en estas obras. Los coaches ontológicos somo expertos en mirar miradas, Pues bien, no dejen de deslumbrarse con la mirada de Harari. Pregúntense incluso que es lo que puede haber conducido a desplegar una mirada tan extraordinaria, capaz de abrirse y proyectarse a través de la bruma, de hacerla a un lado y de separar el grano de la paja. ¿Qué rasgos posee Harari para lograr hacer lo que hace? ¿Qué es aquello que le permite convertirse en este excepcional observador? Y, por supuesto, ¿cómo podríamos diseñar
condiciones de las que pueden emerger observadores equivalentes?
Como coaches tenemos la obligación no sólo de la mirar lo que el autor nos muestra, sino de mirar también la mirada de ese autor. No sólo aprender de aquello de lo que nos está hablando, sino aprender también del lugar desde donde habla, del lugar donde se para para ver lo que nos muestra. Se trata de dos aprendizajes diferentes. El segundo es más poderoso que el primero, pues nos conduce a mirar de la manera como el autor logra hacer lo que hace. ¿Perciben la diferencia?
Pero no nos extendamos en preámbulos y vamos a los libros. El primero de ellos tiene como título Sapiens, de animales a dioses: una breve historia de la humanidad (Debate, Penguin Random House, 2014). Fue publicado originalmente el año 2013. Este libro se ha publicado en castellano con ese título, como con otro: De animales a dioses. Es el mismo libro. En él se aborda la historia completa de la humanidad, destacándose sus puntos de inflexión más significativos. Si ya no lo han leído, les garantizo que se van a sorprender. Lean este libro primero y el que viene a continuación, después. No les digo más.
El segundo de los libros de Harari se titula Homo Deus: breve historia del mañana. De la misma editorial y publicado recientemente, en 2016. Harari sabe que no nos es posible hacer historia de lo que todavía no ha acontecido. Su libro es, en rigor, sobre el presente. Sobre lo que está sucediendo, sin que todavía nos demos cuenta de su importancia. Y de cómo este presente prefigura un futuro radicalmente diferente en la historia de la humanidad. Esta es una problemática de la que no podemos estar ajenos.
Sólo les advierto una cosa: estos son dos libros que tenemos la obligación de leer. Hoy, estando ambos disponibles, no podemos prescindir de ellos.
RAFAEL ECHEVERRÍA