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LEYENDO JUNTO A RAFAEL ECHEVERRÍA

Estamos terminando agosto. En mi sugerencia anterior les proponía la lectura de la obra de Kevin Kelly, The Inevitable. Con ello entrábamos en un tema que considero de la mayor importancia para los coaches ontológicos. Me parece importante detenernos un poco más en él por la importancia que éste reviste en nuestra disciplina. Los coaches ontológicos somos, sobre todo, agentes de transformación. Lo hemos reiterado muchas veces: vivimos en tiempo de transformaciones que no tienen precedentes en la historia de la humanidad.

 

Debido al cambio de las tecnologías de información y de comunicación, las innovaciones que hoy tienen lugar no sólo alteran aquello en lo que directamente se aplican. Ellas también promueven nuevas innovaciones, las que a su vez promueven otras, y así sucesivamente. No en vano estas tecnologías han sido llamadas “tecnologías del cambio”. Su resultado más importante es que ellas han logrado cambiar el propio cambio, pues hemos transitado de procesos de cambio lineales a procesos de cambio de carácter exponencial.

 

Esto le plantea a los seres humanos importantes desafíos pues los obligan a tener que responder a estas permanentes transformaciones de su entorno. Ellas son masivas, pues cambian las relaciones con los hijos, las relaciones de pareja, las exigencias en el trabajo, la manera de hacer política, las sensibilidades artísticas y espirituales, etc.

 

John Kerry, ex-Secretario de Estado de los Estados Unidos, lo ha articulado acertadamente cuando señala que el principal problema que hoy enfrentan los seres humanos remite al hecho de que no poseen las competencias adecuadas para responder a los cambios que enfrentan. Personalmente lo he expresado de una manera distinta: no sólo comprobamos la obsolescencia de nuestras competencias particulares, descubrimos que nuestra forma de ser ha devenido obsoleta. Enfrentamos, por lo tanto, lo que llamamos una “obsolescencia ontológica”.

 

Es en ese contexto que emerge la disciplina del coaching ontológico: Nacemos para hacernos cargo de las dificultades que hoy enfrentan los seres humanos para encarar los cambios. Una vez que entendemos esto, comprendemos muchas cosas más. Reconocemos, por ejemplo, la importancia que reviste aprender a someternos, nosotros mismos, a procesos de transformación profundos. Descubrimos que al ser “agentes de transformación”, ello nos convierte en agentes de procesos de aprendizaje de un nivel antes poco conocidos.

 

Los seres humanos no estamos preparados para encarar procesos de transformación de esta magnitud. Los supuestos desde los cuales operamos – el tipo de observador que somos – nos lo impide. No sólo tenemos dificultades para acceder a los aprendizajes que resultan necesarios, menos sabemos soltar juicios que han devenidos inadecuados, emociones que limitan nuestros umbrales de transformación, competencias y conocimientos que han llegado a ser completamente inútiles. No sabemos desaprender para crearle espacio a los nuevos aprendizajes.

 

En fin, son muchas las derivadas que surgen de lo que acabamos de decir. Es muy importante que el coach ontológico se vaya progresivamente convirtiendo en el gran experto en procesos de transformaciones en el mundo de hoy y por venir. Ello determina el sentido que debe guiar hacia adelante a nuestra disciplina. Es muy importante decirlo: estamos tan sólo en las primeras fases de nuestro desarrollo y potencial.

 

Pues bien, un área que en este cuadro deviene de extrema importancia es aquella que da cuenta de las transformaciones que tienen lugar en la esfera económica y, muy especialmente, en la estructura del empleo. Sabemos que en los próximos 15 años alrededor de un 70% de los oficios y profesiones que hoy se ejecutan estarán obsoletos. Los coaches ontológicos no podemos esperar que ello suceda para comenzar a preguntarnos por los nuevos desafíos que ello demandará sobre nuestra profesión. Tenemos que desarrollar capacidad de anticipación de manera de estar preparados para cuando ello suceda. Lo he dicho mal. Ello está aconteciendo ahora y hoy estamos suficientemente preparados para dar las respuestas que son necesarias.

 

Todo lo anterior me conduce a las lecturas que deseo recomendarles esta vez. El primero de ellos es más general, escrito en formato de manifiesto, pero que tiene el mérito de colocar sobre la mesa el tema al que estamos apuntando. Se trata el libro The Fourth Industrial Revolution, escrito por Klaus Schwab. Éste último es el fundador y Chairman del Foro Economico Mundial. El libro fue escrito el 2016. Muy pronto estará atrasado en sus consideraciones. Su atención está puesta en los cambios más importantes en la economía.

El segundo libro es el de Ryan Avent, destacado periodista senior del Economist. Su libro, The Wealth of Humans: Work, Power and Status in the Twenty-First Century. Se trata de un texto de lectura obligatoria. El tema abordado por Avent es el de los cambios en la estructura específica del empleo y cómo éstos afectarán el conjunto de la vida social. Este libro es también del 2016.

 

Ambos textos están ya traducidos al castellano. Los encuentran en Amazon.

 

Ninguno de estos textos habla de coaching. Pero los temas que ellos abordan son todos imprescindibles para un coach y, muy particularmente, para un coach ontológico. Al menos en nuestra Escuela sentimos que tenemos la obligación de promover tanto su lectura, como el debate sobre las ideas que en ellos se plantean.

 

Disfruten la lectura.

 

Rafael Echeverría.

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