Es frecuente encontrar en procesos de consultoría y coaching a profesionales que se quejan de perder el tiempo en reuniones a las que son convocados y en las cuales no llegaron a nada. Otros manifiestan que las reuniones toman una deriva diferente a la convocada. También alegan que sienten mucha frustración cuando al salir de una conversación, no saben lo que tienen que hacer, se sienten confundidos. A veces manifiestan estar claros y que son otros los que no tienen claridad. Lo cierto es que producto de las reuniones no sucede lo esperado, no avanzan en los resultados.
Cuando nos topamos con estos testimonios, con seguridad en muchos momentos, estos profesionales comentan que es responsabilidad de otra persona el que no pudieran llegar a ningún resultado de valor.
"...cuando en una conversación no se logra lo que se quería, hay una tendencia a caer en la queja improductiva, echarle la culpa a otro, descalificándolo o enjuiciándolo."
Y es que por lo general, cuando en una conversación no se logra lo que se quería, hay una tendencia a caer en la queja improductiva, echarle la culpa a otro, descalificándolo o enjuiciándolo. Más allá, cuando los resultados son alarmantes, se llega a acusar al otro sobre suposiciones o descalificarlo, lo cual introduce emociones tóxicas en la organización, dañando el clima laboral.
Ante esto, lo más seguro es que nos encontramos ante la presencia de un sistema que no promueve el aprendizaje sostenimiento de conversaciones efectivas que generen los resultados deseados. Por ello, muchas personas caen en resignación y en frustración o resentimiento, creen que no vale la pena hacer nada.
Esto en ningún momento implica que no se pueda hacer algo, ya que decidir no hacer nada, sería entrar de nuevo en el círculo vicioso de esperar que otro sea el que resuelva y con ello, ceden “el poder hacer” al otro.
Los profesionales de la organización, en cualquier lugar donde se encuentren, pueden aprender a desarrollar competencias para el diseño y puesta en práctica de conversaciones más poderosas que le permitan alcanzar los objetivos que están en su radio de influencia. Por lo general se suele ir a la conversación con un deseo en mente, sin tomar en cuenta todos los factores que faciliten en el éxito en la misma.
"Resultados productivos, requieren conversaciones productivas."
Desde la ontología del lenguaje entendemos que somos seres conversacionales, todo lo hacemos desde el lenguaje. Resultados productivos, requieren conversaciones productivas. Por ello es necesario diseñar y luego sostener una conversación alineada a lo planificado, aunque ésta pueda en el camino variar para mejorar. Entendemos que teniendo el objetivo que persigue la conversación y dependiendo de eso que se busque obtener, hay una serie de conversaciones a la mano. Solo que a veces no es tan sencillo y por ello ser mejores observadores de este fenómeno ayuda en el diseño.
Algunos aspectos que pueden contribuir a ser exitosos en el diseño de conversaciones
- Prever posibles quiebres en la conversación. En la medida que se visualizan las posibles salidas que puedan producir situaciones conflictivas, será más viable tomar caminos en la conversación que busquen mejores resultados. Esto porque al hacerse cargo de las situaciones, se generan espacios de posibilidades que benefician el escuchar desde otra perspectiva.
- Cuando hablamos del contexto en la conversación, estamos refiriéndonos a aspectos pasados, donde hay juicios y emociones compartidas, que anteceden a la conversación que se desea sostener. También es importante observar el contexto desde el cual se es escuchado, el comprender aspectos culturales de quien escucha, genera poder en la conversación.
- Lo obvio es aquel contexto compartido de juicios, experiencias, acontecimientos históricos de la organización. Pero encontramos que hay muchas cosas que pueden ser obvias para una persona pero no para otra. Por ejemplo, para una persona nueva en equipo o proyecto, muchas cosas le serán nuevas y desconocidas.
- El espacio emocional debe estar presente en el diseño de la conversación para que sea efectiva. Por ejemplo si llevamos una propuesta para hacer nuevos proyectos y las personas están desde la resignación. O si queremos hacer algunos cambios y las personas están en la rabia o en el escepticismo. El tomar cuenta las posibles emociones del otro, permite diseñar y sostener la conversación con mayor éxito para lograr compromiso y productividad. Acá es importante señalar, que además de la emocionalidad del otro, el diseño debería también prever la propia emocionalidad, que sea la adecuada para entrar en esa conversación.
Edda Caputto
Representante y Coach Ontológico de Newfield Consulting.
Licenciado en Administración de Recursos Humanos.
Master en Relaciones Industriales.
Coach Ontológico Profesional, Newfield Group.
Coach Ontológico Empresarial, Newfield Consulting.
Coaching corporal.